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El queso americano o queso amarillo, como también se le conoce, es un producto muy extendido por el mundo, puesto que es el típico queso plastificado, al que mucha gente conoce también como tranchettes.
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Llamarle queso americano no tiene su razón de ser en esta parte del mundo, sino, sorprendemente, en Inglaterra: la población británica que ocupaba grandes territorios de Norteamérica en el siglo XIX tenía entre sus preferencias queseras el Cheddar, cuya tonalidad amarilla sirvió para que los exportadores estadounidenses tiñeran su queso, naturalmente blanco, con achiote, que coloreaba este producto.
Se estima que los ingleses llegaron a comprar casi tres millones de kilogramos de cheddar coloreado durante este periodo, acuñando así el término queso americano para referirse a él.
Estos productos, tan recurridos sobre todo para incorporarlos a bocadillos, sandwiches o hamburguesas, por su capacidad para derretirse, ya que están hechos de una mezcla de leche, grasas lácteas y sólidos, además de concentrados de proteínas de suero de leche.
En la mayoría de los casos, se realiza con la combinación de quesos Colby y Cheddar. Por ello, existe una cierta controversia a la hora de llamarle con la acepción de queso, puesto que muchos expertos defienden que es más un queso procesado o un producto de queso.
El queso amarillo tiene este sobrenombre por el color que puede presentar, aunque a veces adopta unas tonalidades más anaranjadas o blancas, dependiendo del criterio del fabricante.
Antes de que se optara por venderlo en forma de rodajas o rebanadas individualizadas, se presentaba en el mercado en grandes bloques, que también se puede ver en la actualidad, así como otras piezas pequeñas previamente cortadas.
Se reconoció en su día como queso americano por la aceptación tan elevada que tiene entre la ciudadanía de esta zona, puesto que, en EE.UU., cerca del 85% de quesos se venden en rodajas o rebanadas.
Existe una amplia variedad de quesos elaborados en América, entre los que destacan los siguientes:
Su origen se sitúa en Utah y está elaborado con leche cruda de vacas de la raza autóctona Jersey. Su corteza está lavada con una mezcla de lavanda, café pulverizado y aceite de canela, que le confiere un sabor muy peculiar.
Procede de California y fue creado en 1830 por el escocés David Jacks con leche pasteurizada de vacas de las razas Holstein y Jersey. Su corteza tiene cacao, aceite vegetal y pimienta negra y su pasta es semiblanda.
Su origen está en Vermont y se le considera como uno de los quesos más importantes de Estados Unidos. La raza Ayshire es la encargada de suministrar la leche que servirá de base para su elaboración. Su corteza está enmohecida y se emplea una cincha de abeto que actúa como molde.
Comenzó a fabricarse en Wisconsin, mediante leche de distintas razas de vaca como la Holstein, la Brown Swiss o la Jersey. Es un queso afrutado con aroma a caramelo tostado y una textura firme.
Este queso azul de Oregón es una de las grandes bazas de Estados Unidos en cuanto a elaboración de queso azul. Tiene un método muy parecido al Roquefort, con leche de razas de vacas Jersey y Holstein.
La leche de la raza de vaca Jersey es la que sirve de base para la elaboración de este queso del norte del estado de Utah, con una textura cremosa. Una de sus peculiaridades es que la corteza está hecha a base de aceite de bergamota y té negro, de donde proviene su nombre y ese sabor cítrico tan peculiar.
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