Quesos para niños | ¿A partir de qué edad pueden comerlos?

A los cuántos meses puede comer queso un bebé

Según los expertos en nutrición, se debe introducir el consumo de lácteos en los niños a partir de los 12 meses de edad. Esta indicación se debe a que la proteína β-lactoferrina, que puede provocar hemorragias digestivas en los niños recién nacidos. Para evitar la incidencia de este componente, se aconseja introducir los lácteos de forma progresiva y ascendente en cuanto a contenido de proteínas, por lo que es mejor empezar con pequeñas cantidades de yogur.

Lo mismo sucede con el queso: primero hay que ofrecerle pequeñas cantidades y con poca cantidad de materia grasa. Por esto, los quesos para bebés que se suelen recomendar, por su carácter inofensivo para ellos, son el queso fresco y el Mozzarella, ya que estos contienen entre 15 y 20 gramos de grasa por cada 100 gramos.

También puedes ofrecerles los quesos semicurados, ya que estos contienen menos proporciones de grasas y sal.

Quesos no recomendados para niños

En el polo opuesto, nos encontramos con otras variedades de quesos que debes evitar dar a los niños, que superen los 30 gramos de cada 100 de grasa en su composición por el efecto de sus componentes y elaboración en el cuerpo de los más pequeños.

Así, los quesos curados, los tipo brie, aquellos indicados para untar, el Parmesano o los quesos azules son algunos de los productos que deberían eliminarse o moderarse en las dietas infantiles, al menos, hasta los dos años de edad, donde se puede introducir de forma moderada.

Otra de las recomendaciones más extendidas de los nutricionistas es que recurras a los quesos pasteurizados, de forma que estén totalmente protegidos por la posible acción de la leche cruda sobre su organismo.

También debes prestar atención a las etiquetas de los quesitos en porciones, publicitados como quesos infantiles pero que en muchas ocasiones contienen unos niveles de materia grasa.

Cómo dar de comer queso a los niños

Lo fundamental antes de nada es tener en cuenta que el modo de iniciar a los más pequeños en su afición por los quesos es de forma lenta y paulatina, mediante pequeñas porciones, incrementándolas moderadamente y en función de las necesidades del bebé.

Aunque es un producto que puede acabar siendo muy beneficioso para sus condiciones, debido a la gran capacidad nutricional que tiene, no hay que abusar en sus inicios.

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